El aborto, sea voluntario o involuntario, es un proceso por el cual pasan muchas mujeres y personas gestante a lo largo de su vida reproductiva. Muchas de estas personas viven esta experiencia en la clandestinidad, en el secreto y en el tabú, repletas de culpas y miedos que no pueden compartir con nadie debido a los prejuicios sociales y a las sanciones penales que existen en torno a la interrupción del embarazo.
Septiembre en Chile, es un mes que sin duda es significativo para nuestro país. Un mes que sigue doliendo por lo que implica, por que se eliminaron derechos, porque se postergaron proyectos y porque la normalidad a la que tanto prometieron a la población, nunca llegó.
Si bien el embarazo adolescente ha disminuido considerablemente en el último tiempo, aún quedan temas pendientes por resolver por parte del Estado en materia de políticas públicas, como el acceso a la información y a los métodos anticonceptivos necesarios, aún en tiempos de crisis.
El movimiento “Childfree” toma cada vez más fuerza en el mundo y enfrenta los prejuicios socioculturales a los que se ve expuesto. En Chile, el rol principal de la mujer por años ha sido el de dar a luz, pero todo ha cambiado este último tiempo.
El avance en el desarrollo de alternativas de anticoncepción masculinas es uno de los asuntos en los que aún falta por avanzar en control de la natalidad. “Creo que falta mucha conciencia respecto a estos temas, porque sigue siendo, en gran parte, un tema tabú”, plantea la socióloga Anja Knobloch, de APROFA.
La flexibilización en la entrega de los medicamentos para interrumpir el embarazo de manera segura, es fundamental para cumplir con los derechos de las mujeres.
A raíz del caso de Antonia Barra, en donde se ha revelado –mayormente- que la justicia chilena sigue cobijada bajo un manto de conductas patriarcales, nos preguntamos por qué es importante seguir avanzando en temas de derechos de las mujeres..
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